El sudor, en realidad, es agua y no huele. Son las bacterias que viven en nuestra piel, alimentándose de células muertas, al mezclarse con el sudor, las que hacen que huela mal. Las bacterias se desarrollan mejor en lugares calientes, oscuros y húmedos por lo que las zonas en las que más bacterias proliferan son las axilas, los genitales y los pies. En los genitales y las axilas, el vello favorece el mantenimiento de un ambiente húmedo, oscuro y poco ventilado. En los pies, son los calcetines y el calzado los que propician su desarrollo.
Cuando llegas a la pubertad ciertas hormonas afectan a las glándulas de tus axilas haciendo que el olor sea más penetrante por lo que es conveniente airear los lugares en los que estemos.
No todo el sudor que emitimos tiene mal olor.
El producido en la cara o las palmas de las manos, por
ejemplo, apenas huele.
Aportado por Patricia, Laura, Nerea, Aitana, Aldara, Javi, Nico y Ainhoa
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